miércoles, 13 de octubre de 2010

Nicaragua - Chorotega: mujeres indígenas y resistencia


DOMINGA PEREZ VIDEA
Líder chorotega de la resistencia indígena
Por: Galo Muñoz Arce


 Cobijada por las nubes que circundaban  los cerros del pueblo indígena de San Lucas, en el departamento de Madriz, Nicaragua, nació Dominga Pérez Videa, un 11 de febrero de 1946. Mujer indígena norteña que desde  muy joven lideró las luchas en defensa de sus territorios ancestrales, propiedad comunal de los chorotegas
Doña Dominga, con su rostro pétreo que no se inmuta frente a la adversidad ni la gloria, tomó conciencia desde muy joven que no hay libertad posible sin tierra, “la tierra es necesaria para  la comunidad, como la sangre al cuerpo”.
Cuando apenas tenía 16 años su voz comenzó a retumbar en los escenarios de los pueblos chorotegas, reclamando justicia para sus hermanos y hermanas oprimidas. Dominga Pérez Videa,  es un símbolo viviente de la lucha indígena en el más profundo sentido. Su historia contada con tanta gracia y vitalidad, como sus consejos, son de alguien que  se sabe ya lejos de cualquier pugna de intereses y poderes.
Doña Dominga, una persona  triplemente oprimida, como mujer, como india y como pobre. Sin embargo, el prototipo del ser humano que posee conciencia social, compromiso con los demás, rebeldía, capacidad de liderazgo y perseverancia en la acción por mejores días para su pueblo y la nación.
Dominga  Pérez, india chorotega, personifica la lucha continua de la comunidad a vivir con dignidad y ser  reconocidas parte fundamental de la nación nicaragüense. Su madre le contaba que años atrás las tierras eran comunales, luego con la presencia de gobiernos  liberales y conservadores, poco a poco se fueron colonizando y  los indígenas pasaron de dueños a peones  de los hacendados.
“Hombres, mujeres, mayores, niños, solteros, casados y viudas tenían que ganarse el sustento trabajando de sol a sol sin chistar. Normalmente eran sancionados si no  cumplían a la perfección lo encomendado, pero al mismo tiempo eran invisibles en el momento de reconocer el valor del trabajo” señaló doña Dominga.
A la edad de 28 años intenta participar en la Junta Directiva del Pueblo Indígena de San Lucas, pero quienes presiden, todos varones,  aducen que  la ley no contempla la inserción de las mujeres en las estructuras comunitarias.
La Jornada Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, marca un hito importante en el devenir de los pueblos chorotegas del norte de Nicaragua. Doña Dominga Pérez y Miguel Ramírez del pueblo indígena de San Lucas, forman parte de la estructura nacional del movimiento.
La campaña de resistencia contribuye en alguna medida  a que  los pueblos indígenas tomen conciencia, reclamen sus derechos, fortalezcan  su identidad, tradiciones, en lo espiritual, cultural y social, reconoce la lideresa chorotega..
En la vida de doña Dominga confluyen vivencias dolorosas, como la muerte de su marido, “un compañero de luchas y batallas”, hace diez años, pero también satisfacciones y triunfos que sabe llevarlos con parca serenidad. De sus seis hijos, tres hombres y tres mujeres, Pedro Vázquez Pérez, fungió como Alcalde de San Lucas, en el período anterior y Deysi, actualmente es la representante de la Coordinadora Chorotega, que conforman cinco pueblos indígenas.
Su franqueza cuando reclama la reciprocidad,  que es característica fundamental de los chorotegas, disgusta a muchas autoridades y personas que no comparten su pensamiento. Habituada a decir al pan, pan y al atol, atol. Hoy se siente enferma y preocupada porque las nuevas generaciones poco a poco van perdiendo su identidad.
Sin embargo, esta legendaria mujer mantiene su aire de autoridad como dirigente de Monéxico (gobierno comunitario). Durante las   reuniones, asambleas, Doña Minga, con su largo pelo negro  trenzado, se encarga de la ceremonia  religiosa, para  limpiar y purificar el cuerpo y espíritu de los asistentes. .
Para doña Mina,  el gran objetivo de su lucha ha sido  la tierra, concebida como un lugar de vida, de relación comunitaria, de identidad étnica y de sustento. De ahí que todas las movilizaciones, demandas al Estado, han sido para que se reconozcan la propiedad de las tierras ancestrales. “La tierra es la única que nos da pertenencia, seguridad, trabajo y subsistencia”, reconoció.


Durante su larga trayectoria como dirigente,   jamás se dejó seducir por los ornamentos o cualquier objeto de consumo. Sentada en una silla rústica, mirando el largo campo que se extiende a sus pies, con los brazos alrededor de sus rodillas,  evoca: “Hay que rescatar estas tierras que son la memoria de la comunidad como posible modo de producción y de vida”.   

Al conmemorar el 12 de Octubre 518 años de resistencia, informó que ese día,  en cada rincón del planeta, quienes queremos salvar la vida levantaremos nuestras voces contra la agresión capitalista expresada en el saqueo y la mercantilización de la vida. “Porque sabemos que otros mundos no son solo urgentes: son, sobre todo, posibles y ya los estamos construyendo”.

Los pueblos indígenas, durante miles de años construimos civilizaciones basadas en el equilibrio y la armonía entre el ser humano y la Madre Naturaleza. “Hoy ofrecemos nuestros valores, nuestras prácticas ancestrales y saberes  para salvar al planeta”, puntualizó Doña Minga.

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