miércoles, 28 de enero de 2009

Sobre la muerte de Eloy Alfaro

Castigo y poder.
Por: Matilde Alvarez

La muerte de Eloy Alfaro en América Latina no fue el único asesinato por parte de los poderosos para evitar cambios. Sin embargo, su muerte por arrastramiento y la mutilación que sufrió su cuerpo después de ser quemado tiene características especiales, aunque es posible encontrar este tipo de muerte a personajes históricos relevantes en diferentes países. En Nicaragua en tiempos de Somoza, apenas iniciada la Revolución Sandinista, la guardia de Somoza arrastró el cadáver de un joven estudiante de secundaria, acusado de pertenecer al movimiento libertario sandinista, por las calles del pequeño pueblo de Ocotal, para advertir a los que quisieran protestar contra el Gobierno, que les iba a ocurrir lo mismo.

La pena de arrastramiento ha sido una forma histórica de castigo en América Latina. Ya en la Colonia, era usada como castigo para quien “dolosamente o a sabiendas a quien no respetara el poder de dios encarnado en un sacerdote”, la pena complementaria era el descuartizamiento del cadáver. El arrastramiento lo hacían por sitios o calles, y trataban de que fuera a la luz pública. El castigo no era solamente para quien quebrantaba la ley sino también era usado para dar una lección a quienes presenciaban el espectáculo, pensado y llevado a cabo por un poder inmensamente superior. Además del dolor corporal, lo peor para los castigados era la humillación. Era la perdida de su condición de ser humano y pasar a la condición de ser un animal.

Pese a que Eloy Alfaro sabia las consecuencias que podía traer su revolución, no vaciló y puso su plan en marcha, el de querer mejorar las condiciones de vida de la gente. Sé enfrento a los que tenían el poder de manipular a la gente a través del dinero y la religión, pero aún con estas grandes fuerzas en su contra logró sus objetivos. Esto ocasionó el enojo de los poderosos quienes castigaron a Alfaro y a sus seguidores con humillación. ¿Por qué la gente no salió en su defensa?: por temor. Sólo la gente que tenía mucho poder podía dar un castigo como este, no solo el dolor físico, sino el dolor social, colectivo, el dolor de ver como un héroe era castigado y no poder hacer nada.

¿Él poder puede castigarnos?. Si. Pero también puede recibir un castigo. Ellos castigaron a Alfaro humillándolo, y humillaron a su gente, que contemplaba el cruel espectáculo del poder. Quedaron impunes. Hoy sus nombres son olvidados, no existen, solamente son “ellos”, mientras Eloy Alfaro es el héroe más importante del Ecuador.

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