viernes, 27 de junio de 2008

Pueblo maya chorti se toma Ruinas de Copán

El pueblo Maya-Chorti de Honduras ocupan por quinta ocasión las
ruinas arqueológicas de Copan, ante la indolencia del Estado de
Honduras en garantizarles la posesión sobre sus territorios
ancestrales.

El pueblo Maya-Chorti le exige al Presidente Manuel Zelaya que cumpla
con los compromisos adquiridos en su campaña y proceda de inmediato
al saneamiento de su territorio, otorgandoles 2744 manzanas que
están avaluadas en Lps 103 millones.

Los descendientes de los constructores de las famosas Ruinas de Copan
vienen luchando durante varias décadas para lograr el reconocimiento
jurídico de las tierras que ocupan, ya que muchos de ellos han sido
despojados de sus terruños por empresarios tabacaleros, ganaderos y
turísticos que ocupan las tierras más fértiles del Valle de Copán.

Los Maya-Chortis son un pueblo transfronterizo que tanto en Honduras
como Guatemala presentan niveles de pobreza ignominiosos, y han
padecido del colonialismo externo e interno perdiendo la mayoría de
sus territorios ancestrales. Como ejemplo de los desatinos de la
historia y de la interpretación de la misma a manos de la elite
dominante, las Ruinas de Copan fueron "descubiertas" por el
diplomático y viajero John Lloyd Stephens, el cual en el año de 1839
visitó el lugar y efectuó labores arqueológicas, procediendo luego a
comprar el predio donde se encontraban las ruinas por la cifra de $50
dolares.

Stephens logró dar con las ruinas de Xukpi - como era conocido el
antiguo reino de la hoy en día denominada Copan -a través de la
lectura de los textos de Juan Galindo, militar y explorador, al
servicio del estadista Francisco Morazán, héroe de independencia de
Centroamérica. En sus escritos describió entre otras las ruinas de
Copán y Palenque. Además de reconocer a los pobladores de las
inmediaciones de las ruinas, como descendientes de los mayas que
habían construido la hermosa metropolis; hecho que el racista de
Sthephens nunca quiso reconocer, dándole el crédito a pueblos ajenos
al continente.

La historia de Honduras en los siglo XIX y XX está marcada por un
proceso de invisibilización de los pueblos indígenas, los que fueron
considerados por los estados- nación como indeseables, ya que no
entraban en los parámetros de la visión etnocentrista occidental que
asoló las repúblicas bananeras y el resto de América latina, y en
muchos países persiste hasta la fecha.

Los Mayas-Chortis comienzan a cimentar sus reclamos sobre los
territorios ancestrales en la década de los 90, siendo uno de sus más
preclaros líderes asesinado en el año de 1997. Cándido Amador logró
formular ante el Estado de Honduras reclamos consistentes sobre los
territorios que le corresponden al pueblo Maya-Chorti, pero que han
sido usurpados por los señores feudales de la zona. En el mes de
abril del año 1997 fue abatido por sicarios al servicio de los
ganaderos de Copan, manteniéndose el crimen hasta la fecha en la
impunidad.

Las movilizaciones del pueblo Maya-Chorti después de la muerte de
Candido Amador, lograron en mayo de 1997 que el Estado de Honduras
les efectuara la promesa de sanear 14.000 hectáreas que se encuentran
en manos de latifundistas. Ante las dilaciones y demagogia de parte
del gobierno, los chortis ocuparon las ruinas en septiembre del año
2000. Situación que se ha repetido en noviembre del 2001, en
septiembre del 2005 y en octubre del 2006.

Como de costumbre las diferentes administraciones gubernamentales
responden con promesas y acuerdos que se queda en el papel y son
retomados como instrumentos de campaña política. De paso, las
demandas de justicia planteadas por los Mayas-Chortis, se convierten
en catalizadores del racismo, ya que la elite de poder en el país
persiste en la visión que los pueblos indígenas y negros somos
extranjeros, asegurando la preservación de sus privilegios económicos
como mandato divino y por supuesto de sus socios del norte.

El nivel de vida de la mayoría de los pueblos indígenas de Honduras
rebalsa lo imaginable. Los Mayas-Chortis padecen no sólo de la
carencia del acceso a los servicios básicos, sino algo peor: la
ausencia del derecho a ocupar las tierras de sus ancestros, las que
han pasado a manos de un pequeño grupo de poder afincados en la zona.


La pobreza se ha convertido en un "atributo" negociable para los
estados-nación, los que ni corto o perezosos han asumido el rol de
combatirla, claro está que sin efectuar los cambios estructurales
necesarios para revertir el colonialismo que ha socavado desde las
economías hasta la forma de pensar de nuestros pueblos.

Las demandas del pueblo Maya-Chorti no son inaccesibles: el
reconocimiento de 2744 manzanas de tierras, el 30 % de las entradas a
las Ruinas de Copan, el 60% de las plazas de trabajo en las Ruinas y
30 plaza de maestros en el Programa Intercultural Bilingüe. Falta ver
la capacidad de negociación del Estado para solventar las
problemáticas, ya que la lección aprendida en los últimos años sobre
la estrategia de solución demostradas, se acercan más a recurrir a la
compra de líderes e impulsar programas fantasmas que a la búsqueda de
soluciones concretas en el marco de los convenios internacionales
suscritos por el Estado.

La OFRANEH se suma a la lucha emprendida una vez más por los Mayas-
Chortis, De paso exigimos al estado de Honduras justicia en el caso
de Candido Amador y advertimos a la actual administración sobre la
graves consecuencias que pueda acarrear un desalojo forzoso como el
que se dio en el 7 de septiembre del 2000, cuando la violencia de los
elementos del Ministerio de Seguridad, se le aplicó a los herederos
de los constructores de las ruinas de Copan, de las cuales tanto nos
jactamos los hondureños.

La Ceiba 24 de Junio del 2008.

Mirian Miranda
Coordinadora General

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