miércoles, 10 de septiembre de 2008

Pequeños inmigrantes, la peor cara de la pobreza

Tegucigalpa

- Vulnerables, endebles ante las adversidades y frente a las amenazas de una sociedad marcada por las diferencias entre los que tienen de sobra y más del 70 por ciento de la población sumida en la pobreza, los hijos de los emigrantes son la peor cara de la pobreza, la secuela más dolorosa de necesidad.
El éxodo de más de un millón de hondureños que buscan en los Estados Unidos y, ahora también en Europa, una salida a la pobreza, permite que sus hijos menores queden al cuidado de otros parientes, muchos de ellos abuelos, vecinos y en casos extremos hasta solos.

El tema de los emigrantes no falta en las agendas mediáticas ni mucho menos en la de los políticos y los dirigentes nacionales y en sus enfoques v se ocupan desde los más de mil quinientos millones de dólares en divisas que han generado para el país en los primeros meses de este año; la fuente de empleo que representan, los tratados
y permisos temporales de trabajo, las leyes migratorias y sus repercusiones favorables o aquellas que llevan a la "caza" de hondureños que luego son deportados tras amargas experiencias.

Pero por pequeñitos que sean los hijos de los emigrantes son las víctimas más grandes de la exclusión que les deja sin hogares, sin familia, que les impide compartir con sus madres, con sus padres, alejados del afecto y de la calidez familiar.

La falta del apego es algo que los pequeños no logran llenar con las muchas prendas que puedan adquirir con los dólares que reciben y que les permite vestir ropa de marca y hasta portar objetos tecnológicos de última generación.

Por eso son millares los que deciden cruzar la frontera, algunos van a cargo de "coyotes" que cobran por adelantado a sus parientes en los Estados Unidos y que les venden la ilusión del reencuentro familiar más allá de los riesgos y de la pesadilla de la travesía. En los primeros seis meses de este año al menos 600 menores han vuelto a Honduras

Los emigrantes infantiles también enfrentan las masivas deportaciones y peor aún los repatriados crecen a tal punto que en el 2007 unos ochocientos menores fueron retornados mientras que en los primeros seis meses de este año la cifra supera los 600 menores que han vuelto a Honduras según cifras oficiales.

Los emigrantes infantiles también enfrentan las masivas deportaciones y peor aún los repatriados crecen a tal punto que en el 2007 unos ochocientos menores fueron retornados mientras que en los primeros seis meses de este año la cifra supera los 600 menores que han vuelto a Honduras según cifras oficiales.

En el camino de los pequeños indocumentados se exponen a la explotación sexual comercial, también al aprovechamiento laboral, así como a no reunirse con la familia ansiada o ser utilizados para tráfico de drogas o para otros menesteres propios del crimen organizado.

"Los infantes, para llegar a los Estados Unidos, deben soportar maltratos, mala alimentación, inclemencias del tiempo y que el coyote los abandone a mitad de camino" dice un reporte de prensa divulgado por el Universal de México en el cual dan cuenta del calvario que sufren los niños inmigrantes de Centroamérica de los cuales, la historia relata sobre, más de 500 repatriados hacia Honduras.

Tiene 12 años, huye de Hondurasy está en Tabasco


Otros medios mexicanos cuentan historias explícitas de los horrores que viven los inmigrantes hondureñitos como el Tabasco Hoy que cuenta la historia de Kevin Lagos, un pequeño que huyó de Honduras y ahora esta en Tabasco.

Otros relatos periodísticos hablan de niños que emprenden la búsqueda del sueño americano para hacerle frente a las necesidades de sus familias, tal es el caso divulgando por un medio digital de Tamaulipas que detalla otro drama humano de un pequeño con una enorme carga a cuestas.

Lo cierto es que la infancia hondureña adolece por grande carencias producto de la pobreza. En el país unos 13 niños mueren a diario por causas que se pueden prevenir, revelan los informes oficiales de Salud y Nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

La carestía y alto costo de los alimentos, y las repercusiones por el alza de los combustibles, el país prácticamente está sin futuro y el promedio de niños que muere al año es de 4.500. 13 niños mueren a diario por causas que se pueden prevenir

Las cifras son alarmantes y de igual manera que en los casos de los pequeños emigrantes el problema es el mismo: la exclusión, la pobreza y la indiferencia.

http://www.proceso.hn/2008/09/10/Nacionales/Peque.C.B/8261.html

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